LA DESAPARICIÓN DE LOS HABITANTES DE LA ISLA DE PASCUA
La Isla de Pascua es un lugar rodeado de misterio, habitada hace cientos de años por una cultura megalítica compleja, comparable a la inca, la maya o egipcia. Se cree que desapareció en el siglo XVI debido a una profunda crisis ambiental, cultural y social.
En la Isla existe un contacto mágico y especial con la naturaleza, lo que la convierte en un sitio ideal para el ecoturismo y para disfrutar de relajantes baños de mar.
Su principal atractivo turístico son los moais, gigantescas esculturas talladas en piedra, algunas de las cuales alcanzan hasta 12 metros de altura y pesan hasta 50 toneladas.
Las estatuas se encuentran diseminadas por toda la isla y muchas no fueron terminadas de labrar. Se cree que fueron utilizadas como señales lapidarias, como símbolo de estatus familiar o como representaciones de antepasados o personajes importantes vivos de la época.
Hasta el día de hoy, no hay una explicación exacta que indique porqué la actividad de esculpir las estatuas parece haber sido abandonada de un día a otro.
El 90% de los habitantes viven en el pueblo de “Hanga Roa”, un lugar que cuenta con todos los servicios básicos, hoteles, restaurantes, galerías de arte, alquiler de autos, supermercado, museo, banco, entre otros.
En la isla hay varios restaurantes donde se puede disfrutar de gran variedad de platillos típicos, como las exquisitas empanadas de atún o ceviches con leche de coco.
Hay varias actividades que se pueden hacer en la Isla de Pascua, por ejemplo buceo y Snorkeling. La playa Avahe es un lugar ideal para esta actividad, pues posee un fondo marino y fauna impresionantes.
También se pueden realizar paseos en Yate a diferentes lugares de la isla, como a los Motu Kao Kao, Iti y Nui; Playa de Anakena, viajes a las Islas de Salas y Gomez.
Algunos lugares interesantes para visitar son: El Museo Antropológico P.Sebastián Englert, que recopila e investiga la herencia patrimonial de la Isla de Pascua.
La fábrica de los moais, denominada Rano Raraku, donde pueden apreciarse alrededor de 400 estatuas en distintas fases de construcción.
Otros sitios arqueológicos interesantes para visitar son Vaihu, Akahanga, Heki'i, Raai, Te Peu y Vinapu, donde se puede observar estatuas, restos de asentamientos humanos, sitios de cultivo y ceremoniales.
En la isla funcionan varios hoteles, entre ellos el Hotel Otai, un pequeño hotel ubicado en el centro de la Isla, que cuenta con un restaurante especializado en comida polinésica y comida internacional.
El Hotel Vai Moana, que cuenta con amplias y acogedoras cabañas con una excelente vista al mar y está certificado por el RTI (Instituto de Turismo Responsable, organismo asociado a la UNESCO), por desarrollar su actividad de manera responsable con el entorno natural y cultural.
El Hotel Manavai, que cuenta con habitaciones confortables y su ambiente acogedor produce la sensación de estar inmerso en un oasis tropical.
Nuestro planeta se enfrenta a una acelerada desaparición de sus ecosistemas y a la irreversible pérdida de su valiosa biodiversidad. Por diversidad entendemos la amplia variedad de seres vivos -plantas, animales y microorganismos- que viven sobre la Tierra y los ecosistemas en los que habitan. El ser humano, al igual que el resto de los seres vivos, forma parte de este sistema y también depende de él. Además, la diversidad biológica incluye las diferencias genéticas dentro de cada especie y la variedad de ecosistemas.
SUPERPOBLACIÓN
¿Una "Bomba" Poblacional?
Los controlistas nos han vendido el control de población como algo necesario y urgente... Nos han hecho creer que somos demasiados en el mundo y que los países, especialmente los más pobres, deben imponer drásticas políticas de reducción de la tasa de natalidad, o muy pronto, todos moriremos por falta de recursos o porque, siendo demasiados, contaminaremos nuestro planetas hasta hacerlo invivible.
A no pocos católicos les han "vendido" la historia de que somos muchos y de que la Iglesia es "retrógrada" por oponerse al control de la natalidad. Algunos, incluso han terminado diciendo "soy católico... pero estoy de acuerdo con el control de la natalidad".
Pero ¡Alto!
¿Realmente es necesario el control natal?
¿Nos estamos quedando sin alimentos?
¿Nos estamos quedando sin espacio?
¿Las naciones pobres son pobres porque tienen mucha gente?
Aquí tenemos algunas respuestas a los mitos de la superpoblación
El Nacimiento de un Mito
El Mito del control poblacional no surgió de la nada ni tampoco es una idea moderna basada en datos científicos. Es un mito creado por el economista inglés Robert Thomas Malthus (1766-1834). Malthus aplicaba un aumento aritmético a las subsistencias y uno geométrico a la población, adoptando para sus proyecciones periodos de 25 años cada uno. Malthus aplicó esta hipótesis a su nativa Inglaterra: Así, en los primeros 25 años, población y abastecimiento resultan iguales, porque ambos se doblan. En el siguiente periodo la población llegaría a los 28 millones pero con un abastecimiento adecuado sólo para 21 millones. Al término del cuarto periodo (que Malthus señala como 1898), la población llegaría a 112 millones, en tanto los abastecimientos alcanzarían tan sólo para 35, quedando 77 millones de seres totalmente privados de alimentos.
¿Y que pasó? Bueno... cualquiera sabe que el país de Malthus -no uno sino casi dos siglos después- cuenta con poco menos de 58 millones de habitantes y supera en 32 puntos el nivel mínimo de necesidades calóricas per capita.
¿Y que pasó? Bueno... cualquiera sabe que el país de Malthus -no uno sino casi dos siglos después- cuenta con poco menos de 58 millones de habitantes y supera en 32 puntos el nivel mínimo de necesidades calóricas per capita.
La ley de Malthus y su cálculo, simplemente carecen de respaldo en los hechos; constituyen un error intelectual, típico del cientismo del siglo XIX: atribuir a los hechos sociales complejos las características de la materia física y de variables y elementos de número manejables.
Todo no pasaría de la anécdota si no fuera porque muchos y poderosos personajes hacen que el cálculo maltusiano siga teniendo vigencia y que se invoque para justificar las políticas coercitivas y la cuantiosa inversión publicitaria hecha con recursos públicos.
Desmintiendo Mito por Mito
"Se acaban los recursos"
Instituciones como la Conferencia de las Naciones Unidas para la Conservación de los Recursos llegó ha predecir que para 1975 -es decir, muchos años atrás - se habrían agotado las reservas de plomo, cromo, zinc y cobre del mundo.
Los alimentos y otros recursos naturales, para 1980, no alcanzarían para satisfacer las demandas del mundo entero y el poco que quedaría se vendería a precios exhorbitantes.
La Verdad:
- El precio de todos los metales y minerales, incluyendo el petróleo, han registrado un decrecimiento sostenido. Los metales no sólo no escacean, sino que hoy se venden más baratos que en 1968 o 1975. En el CUADRO 1 puede observarse cómo las reservas de los principales productos minerales en 1970 se habían incrementado y bajado de precio respecto de 1950.
Más población es alimentada en el mundo actualmente que hace 20 años y los alimentos, en general bajan de precio. ¿La razón? que la tierra cultivable por habitante, en vez de reducirse se ha incrementado en los últimos años, incluso en aquellas naciones que pueden considerarse "superpobladas", tal como puede observarse en el CUADRO 2. ¿Cuál es la razón? el empleo de mayor y mejor tecnología en el mundo agropecuario ha mejorado la producción de productos agrícolas y de crianza. Está demostrado que el hambre no es producto de la falta de alimentos o el exceso de población, sino de pésimas políticas gubernamentales o la injusta distribución de la riqueza. En efecto, el alimento que se arroja al mar en Europa para mantener precios competitivos en el mercado podría dar de comer a dos tercios de la población hambrienta del mundo.
Julian L. Simon y Hernan Kahn,autores del libro The Resourceful Earth, sostienen que la reducción del precio y el incremento de los recursos básicos se debe a que "los mecanismos usados por el hombre, que nos conducen a la noción del límite, no son aplicables a los recursos. Deberíamos pensar, más bien, en eso que hemos llamado la mentalización del trabajo (es decir la aplicación de la mente humana en la tarea de multiplicar las subsistencias al ritmo de las necesidades) para explicarnos por qué, cada cierto tiempo regular, superamos los límites que anteriormente parecían infranqueables". En otras palabras, cuando los recursos parecen acabarse, la inteligencia humana encuentra nuevos medios para sobreponerse a la escasez.
La pérdida de la biodiversidad.
Nuestro planeta se enfrenta a una acelerada desaparición de sus ecosistemas y a la irreversible pérdida de su valiosa biodiversidad. Por diversidad entendemos la amplia variedad de seres vivos -plantas, animales y microorganismos- que viven sobre la Tierra y los ecosistemas en los que habitan. El ser humano, al igual que el resto de los seres vivos, forma parte de este sistema y también depende de él. Además, la diversidad biológica incluye las diferencias genéticas dentro de cada especie y la variedad de ecosistemas.
Toda esta diversidad biológica provee al ser humano de recursos biológicos. Éstos han servido de base a las civilizaciones, pues por medio de los recursos biológicos se han desarrollado labores tan diversas como la agricultura, la industria farmacéutica, la industria de pulpa y papel, la horticultura, la construcción o el tratamiento de desechos. La pérdida de la diversidad biológica amenaza los suministros de alimentos, las posibilidades de recreo y turismo y las fuentes de madera, medicamentos y energía. Además, interfiere negativamente con las funciones ecológicas esenciales.
Las interacciones entre los diversos componentes de la diversidad biológica es lo que permite que el planeta pueda estar habitado por todas las especies, incluidos los seres humanos, ya que gracias a ella se dan procesos tales como, la purificación del aire y del agua y la destoxificación y descomposición de los desechos, la estabilización y moderación del clima de la Tierra, la moderación de las inundaciones, sequías, temperaturas extremas y fuerza del viento, la generación y renovación de la fertilidad del suelo, incluido el ciclo de los nutrientes, la polinización de las plantas, etc.
La forma más visible de este daño ecológico es la extinción de animales tales como los pandas, los tigres, los elefantes y las ballenas, debida a la destrucción de sus hábitat y a la cacería o captura excesiva. Sin embargo, otras especies menos llamativas pero igual de importantes también se encuentran en peligro. Como ejemplo, podemos mencionar a la amplia gama de insectos que ayudan a la polinización de las plantas.
Si bien la pérdida de especies llama nuestra atención, la amenaza más grave a la diversidad biológica es la fragmentación, degradación y la pérdida directa de los bosques, humedales, arrecifes de coral y otros ecosistemas. Todas estas cuestiones son agudizadas por los cambios atmosféricos y climáticos que ocurren de manera global y que afectan directamente a los hábitats y a los seres que las habitan. Todo ello desestabiliza los ecosistemas y debilita su capacidad para hacer frente a los mismos desastres naturales.
La riqueza y la diversidad de la flora, la fauna y los ecosistemas, que son fuentes de vida para el ser humano y las bases del desarrollo sostenible, se encuentran en un grave peligro. La creciente desertificación a nivel global conduce a la pérdida de la diversidad biológica. Últimamente han desaparecido unas ochocientas especies y once mil están amenazadas. Es fácil comprender que con esta pérdida incesante de recursos está en riesgo la seguridad alimentaria. La pérdida de la diversidad biológica con frecuencia reduce la productividad de los ecosistemas, y de esta manera disminuye la posibilidad de obtener diversos bienes de la naturaleza, y de la que el ser humano constantemente se beneficia.
Cada año desaparecen miles de millones de toneladas de tierra fértil. El proceso de degradación de los suelos, su mal uso y utilización, los insostenibles modelos de consumo y la sobreexplotación de los recursos naturales, junto a las guerras y los desastres, son elementos que agravan la hambruna de más de mil millones de personas.